ELENA “Hace tiempo… que vivo… por ella”. Y los versos de Nino se meten en la oreja, desde la puerta entreabierta de ese bar con aires vetustos, muy de pueblo. Pero, ¡ay!, qué ‘marianicos’ que pone la camarera, aquella jovenzuela con tez suave y lúcida. Radiante. Como ella. Recuerdo lo niño que parecía, pese a […]
ELENA “Hace tiempo… que vivo… por ella”. Y los versos de Nino se meten en la oreja, desde la puerta entreabierta de ese bar con aires vetustos, muy de pueblo. Pero, ¡ay!, qué ‘marianicos’ que pone la camarera, aquella jovenzuela con tez suave y lúcida. Radiante. Como ella. Recuerdo lo niño que parecía, pese a […]
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