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2017 / 23 abril

PRIMER PREMIO EN EL CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL DÍA DEL LIBRO DE TUDELA


Legado

Mi hermano Carlos nunca ha valorado demasiado la elegancia. Le da lo mismo cómo me siente la americana. Por la cara que pone, su hartazgo está a punto de desbordarse. Solo piensa en conseguir todo lo que pueda con el mínimo esfuerzo. Igual que Lucho, su hijo. Progresa a pasos agigantados en cuanto a arrogancia. Avaros y vagos, menuda pareja. No paran de mirar nerviosos al reloj. Dos días aguantando las palmaditas en la espalda y las frases condescendientes. Por contraste, sí que siento algo de lástima por Rita. Al menos se preocupa por la estética, por el buen vestir. Por eso, para estas ocasiones, me pongo en sus manos. Y debo reconocer que me veo atractivo. Pero, al igual que a ellos, la pierde la ambición. Y es previsible. Lo lleva siendo toda la vida. Sabía que elegirías esta ropa, querida esposa. La americana gris, la que nunca falla.

 

Los tres están salivando, aguardando el momento de la lectura, elucubrando sobre su parte del pastel. Lo tuve tan claro… Deseché la copia y metí el original en el bolsillo interior. Bien doblado, bien prensado. Donde no pudiera notarse. Sabía que elegirías esta ropa, Rita. ¡Por fin! La misa ha terminado. Ya queda menos para que todo acabe. Moriría de nuevo por ver la excusa del notario cuando no encuentre el testamento.

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